La realidad se aleja y sobrevuelas un nuevo lugar, aparentemente distinto pero que, cuando has entrado, te das cuenta de que no es lo mismo, ha cambiado, y no sabes cuando lo voverá a hacer.
Cierras los ojos y los vuelves a abrir, entonces te das cuenta de que no los tendrías que hacer cerrado, pero que ya no hay vuelta atrás, no, ya no.
Pero poco a poco todo va cobrando sentido y todo vuelve a ser de color, de un color brillante y llamativo, para no pasar desapercibido, y entonces sabes que la espera ha acabado y que tus ojos no se han cerrado.